viernes, 29 de junio de 2007

Una editorial de El Tiempo sobre el Movimiento Estudiantil

EDITORIAL
¿Flor de un día?
16 de Junio de 2007. Redactor de EL TIEMPO.



Tras varios años de relativa pasividad y apatía política de la juventud, las calles de las principales ciudades del país han presenciado en los últimos meses un resurgir de masivas manifestaciones estudiantiles. El rechazo a un artículo del Plan Nacional de Desarrollo y la oposición a la reforma de las transferencias son los detonantes de esta nueva oleada de ebullición social y aparente politización de los jóvenes. El vínculo entre los movimientos estudiantiles y las transformaciones sociales y políticas de Colombia ha sido un fenómeno constante en nuestra historia contemporánea. Las históricas protestas del 8 y el 9 de junio de 1953 con su saldo trágico sentaron parte de las bases para la posterior caída de la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla. En las décadas de los 60 y los 70, las organizaciones estudiantiles fueron protagonistas de primera línea del movimiento social, y en sus filas se formaron tanto parte de la dirigencia política actual del país como los fundadores de los grupos guerrilleros. La más reciente manifestación de esta fuerza juvenil se activó con el asesinato del líder liberal Luis Carlos Galán en 1989 y desembocó en el proceso de la séptima papeleta y la Constitución de 1991. Estos antecedentes invitan a no tomar a la ligera la expresión política de estos miles de estudiantes. Sería una caricatura atribuir este resurgir a una manipulación de los jóvenes por el gremio de profesores. Tampoco es acertada la interpretación del movimiento como una copia al carbón de las motivaciones, ideologías y objetivos de las marchas de antaño. Ante esta nueva índole de militancia y movilización estudiantil a la que asistimos cabe preguntarse si este fenómeno responde a procesos políticos de fondo o será "flor de un día". Por otra parte, deben analizarse con cuidado las denuncias de represión contra los jóvenes y no confundir la conducta de la fuerza pública ante estas manifestaciones.Una mirada inicial a las organizaciones estudiantiles de hoy permite identificar tanto fuertes continuidades como interesantes diferencias. Aunque sigue concentrada en el lado izquierdo del espectro político, esta nueva base estudiantil está más ligada a reivindicaciones específicas (aunque no exclusivamente 'gremiales') que a grandes proyectos utópicos de sociedad. A pesar de la presencia de actos violentos de pequeños grupos radicales, los líderes estudiantiles están privilegiando un discurso más pragmático y calificado que en el pasado reciente. También se percibe un peso menor de la opción de "lucha armada" y un énfasis en símbolos democráticos y alternativos: gobiernos paralelos, fórmulas viables de cambio político, depuración electoral, organizaciones juveniles de partidos y movimientos... Aún más interesante es que este resurgimiento no es exclusivo de las aulas colombianas. El cierre del canal venezolano RCTV precipitó la salida a las calles de un movimiento estudiantil que le cambió la cara al tradicional antichavismo y le ha dado un nuevo aire a la oposición en el vecino país. Y el año pasado, en Chile, decenas de miles de 'pingüinos', estudiantes de secundaria, pusieron en jaque a la presidenta Michelle Bachelet, con reivindicaciones similares a las de sus pares colombianos hoy, que se han involucrado en las protestas.Dado que los movimientos estudiantiles surgen en explosiones abruptas, como la de mayo del 68 en París, las marchas de jóvenes son un fenómeno al que hay que prestar atención porque pueden marcar puntos de quiebre social o político. Del rechazo a la violencia como instrumento de cambio, la preferencia por el debate democrático y un discurso más cualificado depende que el actual activismo estudiantil no sea flor de un día.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La editorial del periodico El Tiempo plantea varios interrogantes. Primero, menciona que los movimientos estudiantiles marcan rupturas en los escenarios políticos. Sin embargo, esto no pareceria ser el caso colombiano, donde hoy cada vez mas, presenciamos el afianciamiento de un gobierno antidemocratico que parece no quebrarse.

Ahora bien, si los movimientos se alimentan de las coyunturas y de las rupturas en los ordenes para innovar y proponer nuevas dinamicas sociales, ¿Cómo hace un movimiento estudiantil para desenvolverse en un escenario político que no estaria quebrado?; ¿Cómo fomentar desde la academia este quiebre?.
att
TCC