miércoles, 8 de agosto de 2007

La Guerra de las Ciencias Sociales

En 1996 el fisico de la Universidad de New York, Alan Sokal envio un artículo para ser publicado a la revista Social Text, conocida por su especialización en lo que se ha llamado los estudios culturales posmodernos. El texto titulado: Transgrediendo los limites: Hacia una hermeneutica transformativa de la gravedad cuantica, fue aceptado y publicado por la prestigiosa revista. Paralelamente, el autor en otra revista Lingua Franca, se burlaba del aburdo contenido del artículo publicado, y mas aún de la diciente crisis y sin sentido de la producción academica de las ciencias sociales, ligada al radical relativismo que promueven las corrientes posmodernas y a la utilización de un complicado lenguaje que pareciera guiarse por la premisa "confunde y venceras".

Argumentando que la teoria cuantica tiene progresivas implicaciones políticas, el falso texto denuncia una nueva era del campo morfogenetico, que puede ser punto de partida para la teoria de la gravedad cuantica. Concluye que la realidad fisica es un constructo sociolinguistico y por lo tanto una ciencia liberatoria y una matematica emancipatoria debe ser desarrollada.

La controversia que desato este hecho, se ha denominado Guerra de las Ciencias. Un contrapunteo, entre los que se han hecho llamar "realistas" contra los "posmodernos", ha develado la miseria y poca utilidad de las corrientes post, frente a los complejos problemas de la realidad social mundial, productos de un sistema mundial de explotación de tipo capitalista.

Cabe preguntarse, ¿si ya en 1996 el mundo presenciaba las parodias que profanaban el sentido de las orientaciones pos, por qué en Colombia pareciera que seguimos endiosando al Club De Paris y a sus acriticos vasallos yanquees?. La fuerza de dichas corrientes radica en hacernos verlos como los abanderados de la antropología critica y comprometida políticamente en el mundo. Cuando en Colombia el compromiso con la critica y la transformación ha persistido como la marca en nuestro quehacer antropológico a lo largo de decadas.

Este es un llamado a la reflexión, a la acción y a la producción de un conocimiento cientifico que se comprometa no en el texto y en la retorica autoreflexiva, sino en estudios sistematicos, serios y fundamentados en la experiencia del trabajo etnografico empirico, que logren reales conexiones con las problematicas colombianas.


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Vinculos Interesantes:
Página de Alan Sokal con los artículos del debate: http://www.physics.nyu.edu/faculty/sokal/
Generador de textos posmodernos ¡MUY BUENA!: http://www.elsewhere.org/pomo
(ver la parte inferior de la página donde dice: The essay you have just seen is completely meaningless and was randomly generated by the Postmodernism Generator. To generate another essay, follow this link. If you liked this particular essay and would like to return to it, follow this link for a bookmarkable page. ) Dar click cada vez que se quiera generar un nuevo artículo pomoderno.

domingo, 5 de agosto de 2007

Entrevista con Marilena Chauí sobre la Universidad

Marilena Chauí: "LA UNIVERSIDAD CAMINA HACIA SU DESTRUCCIÓN"

La filósofa brasileña Marilena Chauí explica cómo el neoliberalismo transforma a la universidad.
Autonomía: "Hoy la autonomía universitaria es la capacidad de administrar contratos con el Estado y las empresas. Es la independencia para buscar recursos privados".
Chauí es una de las más prestigiosas intelectuales de Brasil.
Por Cecilia Sosa, para Página 12.

"En toda América latina, la universidad está en camino hacia su destrucción como institución social y hacia su transformación en una organización cuyo único vínculo es el mercado. Con variantes, éste es un fenómeno global."
Más conocida por su actividad académica y filosófica, y por haber sido, junto con Lula Da Silva y otros, fundadora del Partido Dos Trabalhadores (PT) de Brasil, Marilena Chauí también tiene una aguda mirada sobre la situación universitaria. En esta entrevista con Página/12, analizó cómo la universidad crítica de los 60 llegó a transformarse en un "engranaje de la máquina del capital", en los 90. Y cómo, en este pasaje, perdió sentido el viejo concepto de autonomía.

"Hoy se quiere transformar a la universidad latinoamericana en una copia menor del modelo norteamericano --dice--. Destruyendo un pensamiento independiente, dando una formación mínima y privatizando la universidad", completa Chauí, que fue secretaria de Cultura de San Pablo (1989-1993) y, desde 1967, es profesora de filosofía en la Universidad de San Pablo.

¿Cómo se llegó a esta situación?

En cada etapa histórica se produjo una adecuación directa entre universidad y reproducción del capital. A principios de los 60, la universidad pública asumió una postura muy crítica. Esa universidad fue reprimida por la dictadura en toda la región. En Brasil, el sustento social de la dictadura fue la clase media que, a la vez, quedó alejada del centro de poder. En compensación, se le dio prestigio y ascenso social a través de la educación. Así, surgió la universidad de masas, destinada a garantizar el diploma para la clase media. Y para abrir la inserción profesional se fue tejiendo un lazo con las empresas. El objetivo de la "universidad funcional" fue pacificar la clase media y ofrecer a las empresas mano de obra altamente calificada.

¿Hasta cuándo dura ese modelo de "universidad funcional"?

En los 80 el mercado se satura y surge la "universidad de los resultados". Las empresas empiezan a invertir directamente en la universidad bajo la lógica de la "calidad total" del capitalismo japonés, según la cual son los propios operarios los responsables de la producción. La universidad es llamada a producir en dos sentidos: asegurando cantidad (se empieza a calificar la productividad sobre la base de la cantidad de tesis, congresos y publicaciones producidos) y asegurando a las empresas un uso inmediato de las investigaciones que financian. Esta universidad sumisa tiene correspondencia directa con lo que el sindicalismo ya había hecho con los trabajadores: lograr que no critique, que deje de actuar como clase.

¿Qué consecuencias trajo ese proceso en el interior de la universidad?

Una profunda degradación. La universidad se va fragmentando, constituyéndose en sectores aislados, sin comunicación. Y empieza a validarse a sí misma dando un valor positivo a la capacitación requerida por el mercado. Los sectores irrelevantes, incapaces, arcaicos y utópicos pasan a ser los que defienden el carácter público de la universidad. Los sectores importantes, modernos, productivos y capacitados (usaban esas expresiones) eran Administración, Química, Medicina, Física e Ingeniería. Las arcaicas y utópicas eran las Ciencias Humanas, Filosofía, Letras.

¿Cómo analiza los cambios de los 90?

El neoliberalismo entra de lleno. La nueva definición de universidad la trae un proyecto del BID, en 1996. El "Plan estratégico para universidades de América latina y el Caribe" dice que las universidades son arcaicas, incapaces, demasiado dependientes del Estado. Y que por ellas el Estado descuida la educación básica. Eso es mentira: la enseñanza primaria y secundaria había sido privatizada en los 70. El BID les asigna cuatro funciones a las universidades: centros de excelencia para la investigación a largo plazo y financiados por el Estado; otra de reproducción escolar (formación de nuevos profesores), también con financiación pública; y la formación de profesionales, financiada por las empresas. Ellas determinan las currículas, los programas y qué sectores deben recibir inversión. Si creen que hay que eliminar ciertos sectores, lo hacen. Esto está en proceso hoy.

¿Y la última función?

La formación en el cortísimo plazo, en menos de tres años, de técnicos para el mercado. La inversión es enteramente privada. Una vez obtenido el título, y para competir mejor, se le agrega valor haciendo cursos superiores en distintas disciplinas: un semestre de literatura, otro de matemática moderna y otro de introducción a la filosofía.

¿Qué modelo de universidad resulta?

Una universidad pensada íntegramente según el modelo de eficiencia del mercado. Funciona como si fuera la administración de una empresa. La única relación que tiene con el mundo exterior es el mercado. Por todo lo demás, se vuelca sobre sí misma, no realiza más ningún trabajo verdaderamente científico, ni cultural, ni crítico. Sólo integra los engranajes de la máquina de capital. Esto está siendo aplicado, con variantes, en todo el mundo.

Bajo esa hegemonía empresarial, ¿tiene sentido hablar de autonomía?

Autonomía se torna una palabra perversa que, apropiada por la derecha, es transformada en su negación. Hasta la dictadura, autonomía significaba que la universidad debía organizarse democráticamente, con órganos colegiados y representativos; y que era en sus foros donde se decidían sus políticas. Su relación fundamental no era con el Estado y las empresas, sino con la sociedad. Ahora autonomía queda definida como la capacidad de administrar contratos con el Estado y las empresas. Y, por sobre todo, considerar a la universidad como un organismo con independencia para buscar financiamientos y recursos privados. Lo que fue una bandera de lucha, una definición de un lugar político y social, se transformó en un proceso de inserción en el modelo neoliberal.

¿Hay alternativas?

Un poder capaz de hacer todo esto existe porque lo dejamos hacer. Es desesperante ver cómo los estudiantes piensan que la universidad siempre fue así, que ése es su destino natural. La "universidad-mercado" no es una fatalidad, sino una circunstancia histórica. Y podemos decir no. Si se es servil, es porque se quiere serlo, porque se cree que la libertad no vale nada.


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